Cómo detectar si un alumno necesita clases de regularización

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Como padre de familia, a veces se llega a considerar mandar a tu hijo a clases de regularización, sin embargo, esa decisión no siempre es sencilla de tomar pues antes deben considerarse algunos aspectos que pueden no ser tan claros.

 

En un primer momento, un motivo para ponerse alerta respecto a este tema, es cuando el niño comienza a llegar con bajas o malas calificaciones .

 

Por ello es importante que consideres puntos clave, antes de tomar una decisión que afecte más de lo que pueda ayudar.

 

A tomar en cuenta

 

De entrada debes saber que las clases de regularización se recomiendan para niños a partir de los 10 años de edad, es decir, cuando estén cursando el segundo o tercer año de primaria.

 

Aunado a lo anterior, los expertos también recomiendan este tipo de cursos para niños diagnosticados con dislexia y el déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H), trastornos que afectan a entre 5 y 15% de los estudiantes.

 

Para el caso de los alumnos que ya cursan la secundaria se aconseja que el alumno reciba la regularización en un centro de estudios, academia o con un profesor particular, porque es cuando los alumnos tienen mayor dificultad para seguir determinadas asignaturas como las matemáticas, los idiomas, química, etc.

 

Cuando un profesor detecta que un alumno necesita ayuda extra clase, debe buscar como primer paso una reunión con sus padres o tutores, valorando de manera conjunta la manera en cómo puede ser apoyado,

 

En el caso de los padres, al momento de decidir pagar una regularización para su hijo, deben elegir un profesor que cuente con la información específica que se busca reforzar, así como los recursos pedagógicos necesarios para impartir el conocimiento. A nivel logístico también se debe considerar si es mejor que sea clase en el domicilio del alumno o  si es mejor que el niño/a acuda al suyo. En este punto, muchos alumnos prefieren que los profesores sean jóvenes.

 

Si se decide enviar al alumno a un centro educativo o academia, se debe buscar que los grupos no sean numerosos. Entre las ventajas de esta modalidad es que si el menor es tímido, además de reforzar conocimientos sobre una asignatura, mejorará su sociabilización.

 

Finalmente debes tener claro que las clases de regularización no se deben ver como un castigo por las malas calificaciones, porque eso no contribuirá en nada a la motivación en interés del alumno. Tampoco es positivo que el niño sea comparado con sus compañeros, amigos o familiares que llevan mejores calificaciones, por la misma razón.

 

Y como padre de familia, también debes entender que como niños, tienen derecho a momentos de esparcimiento y ocio, por lo que el hecho de mandarlos a clases de regularización, no significa que esas actividades queden excluidas de su vida. El buscar que mejoren su aprendizaje, no está peleado con que sigan desarrollándose integralmente.

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