La historia de los muñecos de peluche del Edomex

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Las pelusas vuelan a cualquier parte. Eso no importa ya que mujeres y hombres realizan su trabajo con una pequeña sonrisa debido a que está creando algo, y se emocionan por momentos, ya que se imaginan terminada su creación.

Después de unos minutos le dan el último toque, lo acarician, lo cargan, lo ven como aquel niño que le compraron el objeto más preciado de su niñez y al final lo dejan ya que se imaginan que van a hacer feliz a un niño, niña, joven, adulto e incluso a un abuelita.

 Sí estamos hablando de los muñecos de peluche del municipio de Xonocatlán que iniciaron su fabricación hace casi 30 años; además cuentan con cientos de talleres que cubren la demanda de casi todo el país.

La demanda más alta que tienen los muñecos de peluches es de noviembre a marzo, debido a la navidad, reyes y el 14 de febrero.

La gama de figuras que se venden es incalculable: osos color miel, osos amarillos, gatos sonrientes, perros, monos de brazos largos, gorilas de tamaño real son lo de todos los días. Y ni qué decir de los tipos de telas con los que están hechos, unas muy lanudas, otras de pelaje diminuto, otras con remolinos, las posibilidades son infinitas.

Y desde hace varios años empresas mexicanas voltearon hacia Xonacatlán, por lo que dejaron de poner tanta atención a los productores de peluches de países de Asia.

VER: La inverosímil historia del Castillo de Barrientos

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