Así es la vida después del porno: actrices cuentan su historia

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Lágrimas, depresión, angustia e incomprensión son algunos de los síntomas que sufren mujeres y hombres cuando se retiran de la industria de la pornografía, ya que la gente los ve de forma despectiva como si hubieran cometido un delito grave.

Aunque otros han tenido una mejor suerte y se convirtieron en emprendedores de una tienda de ropa infantil, ser asesora de las nuevas actrices dedicas al porno pero con nuevas tecnologías como son webcams o estudiaron actuación para dedicarse al mundo teatral o cine comercial.

Uno de los casos es Bree Olson, una mujer que ha derramado muchas lágrimas tras abandonar la industria pornográfica.

En un video que publicó en marzo explicó los problemas que tiene tras retirarse de las películas XXX, “la gente me trata como si fuera una pedófila, no me tratan como si fuera una antigua trabajadora del sexo, sino como que hice daño a los niños”.

Aunque hay dos mujeres que se dedicaron al cine porno, se retiraron pero no al 100 por ciento y todavía viven de ella es Dunia Montenegro y Sophie Evans, respectivamente.

La primera se dedica a ser asesora de nuevas actrices, produce videos y tienen webcams.

“Al empezar me marqué unos objetivos. Quería irme en un buen momento; además sabía que era una carrera corta, aunque la mía fue bastante longeva, decidí convertirme en directora”.

Mientras que Evans estuvo por tiempo en el cine comercial y ahora regresó a la industria de la pornografía pero en actividades más técnicas. “Cada persona tiene que decidir. Últimamente está más de moda; además la mentalidad es más abierta”.

Otra quien logró salir de este medio fue María Lapiedra. Ella tiene una tienda de ropa infantil en el centro de Barcelona, aunque destacó que “algunos preguntan por mí para que los atienda… ¡y nunca se llevan nada!”.

Amarna Miller, quien es reconocida en las películas XXX, tiene formación en cine y fotografía; va protagonizar la comedia “Contigo no, bicho” y espera publicar su segundo libro en este 2016.

“La vida después del porno es difícil. Si te metes en este trabajo no te podrás dedicar a la docencia o a la política. Eso lo sabemos”, destaca la joven de 25 años. 

Con información de El Confidencial, El País y El Mundo 

 

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